"No todo lo que haces bien te representa. No todo lo que lideras, nace de ti. Y no todo lo que sostienes, te expande.”

Hoy me atrevo a compartir el artículo más honesto que he escrito hasta ahora, porque sé que hay mujeres allá afuera, como tú, que lideran con firmeza… pero también sienten que algo invisible las llama.

Existe una forma de cansancio que no aparece en los chequeos médicos, ni en los reportes de gestión, porque es un tipo de agotamiento que no se alivia con vacaciones ni se resuelve con más foco o más disciplina. Sé que sabes de que te hablo; de ese cansancio del alma. 

Yo, que lideré durante tres décadas en una industria donde la estrategia se afinaba con lógica, y la voz tenía que ser firme, impecable y sin grietas. Jamás habría dicho que el silencio es una forma de liderazgo, porque, en ese entonces, silenciarme era sinónimo de invisibilizarme.

No siempre nuestra mente sabe cuándo un texto tiene que ser leído, pero nuestro cuerpo lo sabe, nuestra voz sí que lo sabe y es como ese día, yo también lo supe.

Letras que me visten y libros que llegan en el momento justo.

Letras que me visten: porque hay historias como Victoria, que nos recuerda que la voz es memoria, refugio y también destino.

Vestida de Mí, el viaje de mi ser mujer, abrazando mi fuego interior para hacer arder el mundo

¿de qué hablo cuando hablo de escribir?. Hablo de entregarme, de desnudarme con palabras, de servir, de agradecer, de soltar, de perdonar, de reescribir ….

Llevo días y días dándole vueltas a cómo nos vemos a nosotros mismos … ¿qué sentimos cuando nos vemos frente a un espejo?

Como me visto es una expresión de lo que llevo dentro e incluso de los temores que enfrentamos al decidir qué mostramos o no al mundo.