Confesiones de una ejecutiva mística
- Ivonne Casado
- 29 jul
- 4 Min. de lectura
IntegraMENTE: Entre Dos Mundos

(o de cómo aprendí a liderar desde el alma sin renunciar a las juntas … ni al oráculo)
Esta es la edición que, hasta ahora, más me ha costado escribir. Y claramente, no porque se me hayan agotado las palabras, porque esas jamás me faltan, sino porque estas palabras, las de hoy, vienen de un lugar diferente.
Es que no es fácil poner en palabras lo que durante años me esforcé en esconder; y no porque fuera vergonzoso, sino porque simplemente no era lo que se esperaba desde el rol que ejecutaba. No se explicaba, no se alineaba con los indicadores, ni cabía en los planes de desarrollo individual, ni en las columnas de Excel.
Durante muchos años hablé de liderazgo, propósito, autenticidad, transformación y lo sigo haciendo. Pero últimamente —y cada vez con más fuerza— siento que algo dentro de mí pide espacio.
Así que esta edición, viene también con un giro, que sabes, nunca voy a decir de ruptura, sino que hasta los giros de 180 grados nos traen integración. Porque sí, durante años construí una carrera sólida en el mundo corporativo, siendo cabeza de unidades de negocio, me senté en comités directivos, lideré con métricas y precisión.
Pero también fui, y sigo siendo, otra mujer.
La que miraba la luna antes de una gran presentación, la que se sentía removida por un eclipse más que por una retroalimentación y que leía a Jung, a Clarissa Pinkola y a Jean Shinoda, mientras planificaba estrategias trimestrales; así también leyera los artículos de Harvard Business Review o escuchara cada mañana las noticias de camino a la oficina.
Cuántas veces no sentí que los símbolos me hablaban, aunque no supiera qué estaban diciendo exactamente y que, en lugar de sesiones de coaching convencionales, quería tener conversaciones con oráculos, fuego y cartas de diosas.
Durante años pensé que tenía que ocultar esa parte y dedicarme a ser “profesional”, porque eso significaba ser seria, racional, explicable. Así que me armé de trajes impecables (que igual siempre dejaban ver a la mujer real dentro de mí) y discursos correctos, y guardé mi alma en un cajón con llave.
Aunque hoy todavía recuerdo, el día que hablando a mi comité directivo, comenté algo como: “yo creo que en otra vida yo fui una gitana” y uno de ellos, me mira a los ojos y me dice: “¿estás segura que en otra?”, así que, aunque yo no lo veía, mi alma ya se expresaba a través mío, de mis colores, de mis flores y de mi voz.
Hasta que un día no pude más y me nombré a mí misma, sin permiso de nadie: Ejecutiva mística. Y ese día, algo se ordenó dentro de mí.
No, no dejé de ser estratega, e incluso hoy lo sigo siendo. Tampoco renuncié a mi capacidad de análisis, pero sí dejé de esconder esa otra voz que venía empujando en mí, desde hace tiempo: esa que busca la resonancia en el entorno.
Y así, haciendo alusión a todo este proceso, hace unos días publiqué una historia íntima en mi blog que puedes leer en este enlace:
Hablo allí de un video olvidado, una especie de cápsula del tiempo, donde hace cinco años dije que mi corazón estaba lleno de luz, y hoy, cinco años después, no solo lo repito, sino que lo habito.
Hace nueve meses —lo mismo que dura una gestación— comencé a vivir y a experimentar la vida que antes imaginaba: una vida tejida de placer, presencia y pasión, una vida donde escribo, hablo, acompaño y guío.
Donde vivo el amor conmigo, con mi compañero de vida, que llegó así con su magia y con mis hijos. Una vida real, imperfecta, pero profundamente mía.
Y por eso hoy te escribo. A ti, mujer que quizás también lleva tiempo sintiendo “algo”:
Que ya no te basta solo con lo racional.
Que te remueven las palabras que no enseñan, pero despiertan.
Que te conmueven lo invisible y el tarot, por ejemplo, así nunca lo hayas tocado.
Que miras el cielo y te preguntas si Mercurio tiene algo que ver con tu insomnio.
Que sientes que hay partes de ti que no se pueden explicar, pero que tampoco quieres seguir callando.
No estás sola. Yo también fui esa mujer que se sentía dividida entre lo que mostraba y lo que era.
Y hoy te digo, no, no tienes que elegir entre tus logros y tu sensibilidad. No tienes que renunciar a tu carrera ni quemar tus diplomas en una fogata lunar, pero sí puedes decidir integrarte entera.
Puedes vestirte de ti, puedes liderar desde el alma, puedes hablar de energía en un consejo directivo, si sabes cómo sostenerlo. Puedes ser CEO y canal, profesional y mágica, y sí: ejecutiva… y mística.
Yo ya lo hice y hoy te acompaño a que tu también despiertes esas memorias invisibles: no hay vuelta atrás.
Si algo de esto te identifica y sientes dentro tuyo una voz que te dice “es ahora”, pero no sabes por dónde empezar: te abrazo y piensa que quizás estás leyendo este artículo como una señal.
Yo también estuve ahí y aún lo estoy, porque este camino no es una línea recta, sino una espiral.
¿Tú también sientes que algo se está moviendo?
Cuéntame. Te leo con el alma abierta
Además te invito a que comiences dándote permiso de mirar tu reflejo invisible, descubre qué arquetipo emocional has estado habitando con este test gratuito que diseñé desde mi experiencia y mi lenguaje simbólico.
Gracias por llegar hasta aquí.
Nos seguimos encontrando, IntegraMENTE, entre dos mundos.
Ivonne Casado Experta en Empoderamiento | Vocera de Magia Interior y Autenticidad CEO – Chief Empowerment Officer, IntegraMENTE
Acompaño a mujeres —y a los hombres que resuenan con este mensaje— que sienten que han perdido su autenticidad, atrapados en roles y expectativas que los alejan de su esencia, a soltar lo que les limita, recordar quiénes son IntegraMENTE, con poder, libertad y coherencia.