Desde mi ventana...
- Ivonne Casado
- 12 jun 2015
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr
Hoy, desde esta ventana, prestada pero mía por ahora, me pregunto: ¿cuántas ventanas tenemos en la vida?

Me gustan las novelas de Haruki Murakami y últimamente he pensado mucho si, en algún momento, podríamos ser protagonistas de sus historias:
¿Cuántas veces la ventana por la que miramos cambia, simplemente porque nuestros ojos están viendo desde un lugar distinto?
¿Cuántas veces las decisiones que tomamos alteran la perspectiva de lo que observamos?
¿Alguna vez han reflexionado sobre cómo sería su vida si hubieran tomado decisiones diferentes en el pasado?
Este 2015, una conspiración divina me ha dado la oportunidad de viajar (quizás no demasiado, pero lo suficiente). He mirado a través de varias ventanas y he tenido algo de tiempo —sin conexión a celular, con mi familia y mis hijos lejos, muy a mi pesar— para dejar volar mi mente. He soñado despierta, me he visto en distintas situaciones, y he explorado posibilidades que ni siquiera sabía que estaban en mi interior.
No todos los sueños son buenos, ¿verdad? Y a veces, en medio de ellos, cuando las estrellas y los astros parecen alinearse, siento que necesito un pellizco para darme cuenta de que estoy despierta en esta vida que elegí vivir. Una vida que transcurre un día a la vez, en la que tengo la oportunidad de tomar decisiones cada instante para ser feliz. Una vida en la que todo depende de mí y de la ventana que elijo mirar.
Hoy, me siento como la protagonista de una de esas novelas de Murakami. Solo puedo pedir seguir sintiendo ese pellizco que me despierta cada día. Ese recordatorio de que todo pasa como debe pasar, de que nada es casualidad. A veces, no entendemos por qué el tiempo no alcanza para algo que deseamos profundamente. Pero luego, casi como por arte de magia, encontramos ese anhelo frente a nosotros, aunque sea solo por un instante.
La vida es esta, la que tenemos para vivir. Y está en nuestras manos elegir:
Tener paz.
A quién queremos en nuestras vidas y a quién no.
Cuáles miradas nos llenan de amor, pasión y vida, y cuáles nos generan angustia o miedo.
A quiénes debemos darles la bienvenida, y a quiénes, aunque duela, decirles adiós.
De cada una de estas decisiones, aprendemos lo que necesitamos aprender.
Hoy, agradezco una vez más por el libre albedrío, por las infinitas posibilidades para elegir. Y espero que, en este camino, la vida siga ofreciéndome muchas ventanas a través de las cuales mirar, explorar y soñar.
Comments