En mis manos está ...
- Ivonne Casado
- 22 ene 2015
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr

Nunca me han gustado mis manos, y precisamente escogí esta foto porque no tienes cómo editar tus manos. Se pueden ver perfectamente esas venas salidas que me parecen tan poco femeninas, los deditos meñiques torcidos heredados de mi mamá y hasta cada una de las arrugas que hay, porque en nuestras manos, en ellas, está siempre nuestra edad. Ahí no hay forma de ocultarla…
Pero hoy, particularmente, viendo mis manos después de 40 años, también puedo ver que estas, mis manos, llevan consigo lo más valioso de mi vida:
… Con estas manos caminé de la mano de mis papás, jugaron y pelearon entre hermanos hasta que muchas veces tuvimos que oír: "juego de manos, juego de marranos". Con ellas pude aprender a escribir y hoy sigo haciéndolo esta noche frente a un teclado para expresar estas emociones…
… ¿Cómo no decir que con estas manos he amado? Con ellas he recorrido y sentido la piel al hacer el amor, he acariciado, consentido. Han temblado de nervios y se han aferrado fuerte cuando me han amado…
… ¿Cómo no decir que mis manos han sido testigo del amor más puro que se pueda sentir? Con ellas he cambiado los pañales de mis hijos, les han servido de soporte para levantarse y andar, les han dado masajes para calmar sus dolores de barriga, han sentido su piel arder por una fiebre y les han hecho cosquillas hasta que su risa llega a mi corazón…
… Con ellas he sostenido cada libro que he leído, con los que he sentido que he viajado, aquellos con los que he llorado, otros más con los que he estudiado, y hoy, son las herramientas para usar el teclado del computador y del teléfono con los que trabajo…
… ¿Cómo no recordar que con ellas he disfrutado? Me han servido de soporte para ser pareja de baile. Quisiera decir que han sido mis cómplices en algún deporte o en la preparación de grandes manjares, pero estaría mintiendo. Sin embargo, me han llevado a sentir mil emociones disparando sin cesar una cámara fotográfica o dejando fluir colores con un lápiz o un pincel al pintar… e incluso, han llevado en sus dedos anillos con grandes significados hasta hoy…
… Y cómo no ver que ellas, mis manos, también han enjugado mis lágrimas cuando no hay forma de contenerlas… Han estado la una contra la otra cuando me he sentido impotente en algunas situaciones o cuando en mi corazón he sentido rabia… Pero también se han juntado cuando he orado y cuando he pedido perdón…
… Y hoy, ¿todavía puedo decir que no me gustan mis manos?
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