Un fin de semana más
- Ivonne Casado
- 5 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 abr
Un fin de semana movido para mis tacones, pañales y comités…

Es tan maravilloso poder cerrar un domingo sonriendo al pensar en las grandes emociones que he vivido en tan solo una semana, emociones que han elevado mi ser y mi expresión como mujer en todos los aspectos…
Arranqué con una semana llena de sensaciones encontradas como mamá, enfrentándome por primera vez a despedir a mi hijo mayor en un aeropuerto, con solo 13 años, para un viaje escolar a otro país por más de una semana. Sentí esa angustia de mamá al dejarlo volar bajo sus propias alas, pero también una profunda emoción por el aprendizaje que este viaje traerá a su vida y por lo orgullosa que me siento de que haya sido elegido junto a otros pocos para representar a su colegio y a nuestro país…
Pero eso no fue todo. En el trabajo, me pidieron que respondiera unas preguntas sobre mi trayectoria profesional en estos 20 años en la empresa y me encontré frente a cámaras, luces y producción, recordando mis primeros pasos en la compañía. De repente, me vi hablando sobre cómo todo lo que he vivido, tanto en lo personal como en lo profesional, se ha entrelazado. Hablar de mis logros, mis sueños, mis hijos y mi vida personal mientras me veía en mi oficina y luego en casa me hizo comprender que todo está conectado, que soy la mujer que soy por todo lo vivido, tanto en tacones como en pañales y comités…
Y para cerrar la semana, me enfrenté a un reto físico que nunca imaginé lograr: correr 10 kilómetros. Hace seis meses ni pensaba que sería capaz de hacer ejercicio. Siempre fui la niña que leía, pintaba y hacía manualidades, pero no la deportista. Hoy, a mis 43 años, después de casi seis meses de constancia, descubrí que hacer ejercicio me apasiona. Correr 10 kilómetros y sonreír durante la carrera me hizo sentir muy orgullosa de mí misma.
Sin dejar de lado lo más importante: mis proyectos laborales, las palabras de personas que me hicieron sonreír con el corazón, y mi hija, que cada día me inspira a ser una mejor mamá. Ella me enseña que lo mejor que puedo darle es mi ejemplo como mujer, y eso me llena de orgullo.
Ahora, antes de dormir, aunque me duela todo, sonrío al saber que he terminado la semana con el corazón, la mente y el cuerpo llenos de emoción. Agradecida por el privilegio de despertarme cada día para vivir este Arte de amARTE.
Comments