Suspiros

Hay días en los que suspiramos más que otros. Hay suspiros de emoción, y otros, como los del puente que está a mi espalda en esta foto, que son "últimos suspiros de vida" (según lo que nos contaron). Pero, sea cual sea el suspiro, cuando lo hacemos, algo en nuestro interior se mueve: reímos, lloramos, tenemos esperanza, sentimos miedo, o incluso a veces suspiramos por la rabia que llevamos dentro.

Hoy, en medio del insomnio, suspiro por todo aquello que he dejado atrás. Suspiro por todo lo que ya no forma parte de mí, por lo que en algún momento causó tristeza en mi corazón. Pero también suspiro por la emoción y la alegría que precedieron a cada una de esas tristezas, porque en ellas encontré un propósito, un aprendizaje, una razón.

Dejo que esos suspiros dejen volar el dolor que aún puede habitar en mí, más fuerte o más leve, para quedarme solo con los suspiros que sanan.

Bienvenidos los nuevos suspiros:

Los que traen esperanza.

Los que nos llenan de valentía.

Los que fortalecen el alma.

Los que eliminan el miedo.

Y, sobre todo, los que nos permiten amar.