Llena eres de culpa, hasta que te vuelves a nombrar
- Ivonne Casado
- 18 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 jul
Llena eres de culpa – Alexandra Castrillón
Letras que me visten

Llena eres de culpa, no es solo el título del libro. Es una frase que al escucharla, sé con total convencimiento que muchas la hemos sentido en muchos momentos en el alma y este libro me llevó por un viaje para transformarla, confrontarla, resignificarla.
Lo devoré en el Kindle, y ya quiero tener la oportunidad de tener la versión impresa y encontrarme con Alexandra para que le ponga dedicatoria. Pero, cuando lo terminé, supe que no podía quedarme callada porque hay algunas historias con las que resuenas profundamente como si algunos fragmentos, estuvieran hablando de lo que también fuimos.
Leí a Dani (luego Daniela), su protagonista, y encontré muchas conexiones con mi propia historia. Ella hablaba de su madre, yo recordaba a mi abuela, en ese pequeño pueblo macondiano donde también viví parte de mi infancia. Ella recorría mundos profundamente masculinos —la tecnología, el poder, la exigencia— y yo, por años, también caminé por allí. Hasta que, como ella, comencé a despojarme de disfraces y a dejar entrar en mi vida esa energía femenina que había aprendido a ocultar.
“Era Daniela. Se dio cuenta de que había dicho su nombre completo, reclamando que era mujer y presintiendo que sería algo determinante de ahora en adelante.”
Esa frase me tocó como un puñal y como una caricia, porque yo también he vivido el renacer de volver a nombrarme. De reconocer mi esencia más allá de mis logros. De soltar esa vieja costumbre de exigirme tanto, como si todo lo que hiciera nunca fuera suficiente.
“Ser Daniela le daba mucho miedo y sintió que serlo era la decisión más valiente que había tomado en la vida.”
Qué poderoso es atreverme a ser yo misma y cuán difícil, cuando venimos de estructuras que nos enseñaron a medir nuestro valor por títulos, resultados, perfección. Y qué liberador es —como lo hace Daniela en la cima del Everest— soltar la trenza, revolver los rizos, mirar a la cámara sin maquillaje y decir: sí, soy yo. Esta soy yo.
“Sintió alegría por haber descubierto otro lado de sí misma, en el que aprendió que no necesitaba tener dinero, apellido, ropa, título o conexiones para ser valiosa.”
A lo largo de la lectura, algo que también me impactó es que este libro dialoga profundamente con mi método DRESS, ese Despojarse, del deber ser, de los títulos, de las máscaras, de las voces heredadas que nos hicieron dudar de nuestro valor y ese Recordar la esencia más autentica a lo largo del recorrido, Encontrando piezas de sí misma en cada recorrido, en cada hostal, en cada camino, para así Sentirlas y al final recuperar su Ser IntegraMENTE y volver a nombrarse, en el caso del libro, nuevamente como Daniela.
“Cada vez que alguien no me valoró fue porque yo misma no me valoraba.”
También me conmovió cómo toca la ansiedad, la incertidumbre, la vulnerabilidad… no como debilidad, sino como territorio humano. Y cómo, en medio de eso, Daniela elige honrar su verdad.
“Las promesas son de cristal y se rompen cuando uno trata de cogerlas con las manos. Con saber que vas a hacer lo que esté a tu alcance es suficiente.”
Suficiente, ¡ay esta palabra mágica! para tantas mujeres que hemos vivido desde la escasez interna y que nos hemos venido preguntando constantemente si ya es hora de sentirnos completas, dejando de fragmentarnos: IntegraMENTE nosotras.
“Ella también era así: no quería seguir atada a un pasado que no le daba nada bueno, y se enfocaba en el futuro, en las posibilidades, en crear un nuevo legado.”
Hoy celebro que esta historia se haya cruzado en mi camino. Gracias Alexandra, por regalarnos una narrativa que no idealiza, sino que humaniza.
📚Y desde este rincón íntimo —donde las palabras también son vestidos del alma—, te invito a leer esta historia. Porque, a veces, el mayor acto de amor propio es volver a nombrarte, aun si lo haces entre lágrimas, en medio del vértigo, pero sabiendo que por fin estás llegando a ti, VESTIDA DE TI.
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