La Libertad que nos lleva a volar...

Hay objetos que nos conectan y nos llevan a soñar. A veces, solo al verlos, sentimos cómo las emociones despiertan dentro de nosotros.

Hace algunos años, tuve esa sensación con un anillo. Al verlo, al ponérmelo, me encontraba mirándolo una y otra vez. Su forma circular, sus colores, su brillo me hablaban de un momento de cambio en mi vida. Era como el ciclo de la vida, constante y en movimiento, pero al igual que ese anillo en mi mano, dependía de mí hacer mi vida única, con un brillo especial, un brillo que solo yo podía ponerle.

Y así fue, ese anillo representó un momento clave en mi vida.

Este fin de semana, algo similar sucedió con una camiseta. Más allá de ser una simple prenda de vestir, llevaba bordadas dos alas a cada lado del cuello y, en la espalda, un pájaro en pleno vuelo. Y aunque es una camiseta blanca (y yo no soy muy de ropa blanca), lo que me impactó profundamente fueron esas alas, ese vuelo que representa la libertad que todos debemos abrazar. Así, hoy llevo esa camiseta conmigo como un recordatorio: aunque nuestras alas se sientan rotas a veces, siempre hay una forma de extenderlas nuevamente y permitirnos volar.

Es la libertad de ser quienes somos sin ataduras.

Es la libertad de gritar al mundo nuestra esencia, la libertad de amar sin esperar nada a cambio, la libertad de darnos y entregarnos a pesar de las lágrimas, la libertad de soltar lo que nos frena y limita.

Hay días en los que sentimos que nuestras fuerzas se agotan y nuestras alas están rotas… pero así como este fin de semana, una camiseta y ciertos momentos me recordaron que siempre puedo extenderlas nuevamente.

Siempre puedo volar, incluso sin voz, y gritarle al mundo este ARTE de amARTE que arde en mi interior.

Hoy, con mis alas puestas, repito con fuerza las palabras de Frida Kahlo: “Pies, ¿para qué los quiero, si tengo alas para volar?”