top of page
Logos hotmart_Mesa de trabajo 1 copia.png

La Fuerza y la Fragilidad de Ser Madre en Cada Desvelo

  • Foto del escritor: Ivonne Casado
    Ivonne Casado
  • 2 nov 2015
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 23 abr

¿Cómo hacer cuando quieres cambiarte por tus hijos y que cada enfermedad te toque a ti, y no a ellos?

¿Cuántas veces en estos 11 años y 3 meses, desde que soy mamá, he pasado una noche en vela cuidando la fiebre de mis hijos, sin importar que al día siguiente deba trabajar?


¿Cuántas veces, en todo este tiempo, he tenido que salir corriendo a la clínica con alguno de ellos, sintiéndome impotente al darme cuenta de que ya los cuidados de mamá no son suficientes?


O,


¿Cuántas veces, así como esta semana, me angustio por uno de mis hijos, cuido su fiebre, corro a urgencias, hago todos los ajustes posibles en mi trabajo, pero antes de todo, me siento mala mamá porque no puedo estar todo el tiempo a su lado?


Y luego, cuando salimos de esa enfermedad, mi otro hijo cae enfermo también, y además de la angustia, de nuevo las noches en vela, la sensación de impotencia, la preocupación de no poder estar allí todo el tiempo por la responsabilidad de mi trabajo.


Es entonces cuando siento que daría todo en el mundo porque mis hijos no sintieran nada, y que cualquier enfermedad pudiera tocarme solo a mí.


¿Cómo cambiar cada minuto de sueño y no volver a dormir porque cada segundo ayuda a bajar esos grados de temperatura que no ceden?

¿Cómo ocupar su lugar, para ver cómo esas caritas de mejillas coloradas por la fiebre, con sus manitas frías, se transforman en sonrisas que me hacen levantar cada mañana?


Aquí estoy, precisamente hoy… Desvelada, un poco angustiada y preocupada, con la impotencia de no tener en mis manos la forma de sanar de inmediato. Pero con la certeza de que amo a mis hijos más que a mi vida, y sabiendo que hay un Dios los ama mil veces más que yo.

Comments


bottom of page