¿Hay mayor amor que este?
- Ivonne Casado
- 10 may 2015
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr

Amo ser mamá, aunque mis hijos intenten acabar con la palabra “mami” en menos de dos horas con frases como: “Mami, esto”, “Mami, esto otro”, “Mami, ¿por qué?”, “Mami, ayúdame”, “Mami, dime”… y muchas más.
Amo ser mamá, incluso con la cicatriz que llevo en el vientre. Cada vez que la veo, sé que es la única cicatriz que existe por amor.
Amo ser mamá, aunque a veces tenga que dejar de dar mimos para razonar con mis hijos el porqué de un regaño.
Amo ser mamá, a pesar de sentirme como un súper conductor de confianza, recorriendo de norte a sur y de occidente a oriente en medio del tráfico de sábado en nuestra ciudad.
Amo ser mamá, incluso en los momentos de angustia, cuando están enfermos y paso la noche en vela, entre tos, fiebre y cuidados.
Amo ser mamá, porque no hay nada en el mundo entero que pueda compararse con la magia de ver la sonrisa de mis hijos y sentir sus brazos rodear mi cuello. En esos instantes, sé que soy la mujer más afortunada del mundo. Nada me hace más feliz que dar todo lo que soy, todo mi amor, sin esperar nada más que el orgullo de verlos crecer cada día, sabiendo que un día fueron parte de mí y que, aunque ahora vivan fuera, jamás dejarán de serlo.
Amo ser mamá.
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