La fotografía, el amor y la muerte
- Ivonne Casado
- 30 nov 2017
- 4 Min. de lectura

Llevo varias semanas sin saber si escribir o no este post. Al final, después de muchas dudas, he decidido escuchar esa voz profunda que me pide gritar, liberar, soltar… y por eso, aquí estoy, dejando salir, una vez más, lo que llevo dentro.
Los que me conocen saben que mi vida es un álbum de fotografías. La cámara ha sido una extensión de mi ser desde pequeña, un fiel acompañante que iba en mi maleta del colegio y después en la de la universidad. Muchas veces prefería no almorzar para ahorrar y comprar rollos fotográficos o revelarlos. Antes de que existiera la palabra “selfie” y de que compartiéramos fotos en redes sociales, ya había aprendido a disparar al revés en cada viaje, en cada momento especial. Creo que fui de las primeras en crear álbumes en línea y en atesorar esos recuerdos como fragmentos de vida.
La fotografía ha sido mi pasión a lo largo de toda mi vida. Es algo tan profundo que, al pensar en mi pasado, me veo como en un gran álbum lleno de sonrisas, abrazos y lágrimas. Cada imagen habla por mí, cada instante tiene una foto a la que puedo volver para recordar.
Y entonces, ¿qué tienen que ver la fotografía, el amor y la muerte?
Hace algunas semanas, una amiga compartió en Facebook una foto de sus padres, jóvenes y sonrientes. En la imagen, su madre ríe, y un poco detrás de ella, su padre la observa, sonriendo también. Mi amiga terminó su texto diciendo: “Ese es mi papá, el que miraba así a mi mamá; cásate con alguien que te mire así.” Al leerlo, no pude evitar que se llenaran de lágrimas mis ojos, y mis recuerdos me llevaron a esa imagen, la primera de este escrito. Sentí tristeza, sí, pero también una paz profunda: yo también tuve un amor que me miraba así. Traje a mi mente tantas otras imágenes, y en la segunda de ellas, que acompaña este escrito, me di cuenta de que las fotos no mienten cuando el corazón habla.
Sentí una paz infinita al reconocer que tuve el amor en mis manos, que pude sonreír en la vida amando y sabiendo que fui amada. Aunque en nuestra naturaleza humana ese amor se fue, estos hijos que son hoy mi vida quedaron después de su partida, como fruto de un gran amor. Es un amor que guardo en lo profundo de mi ser y que, con sus altos y bajos, solté hace casi dos años y medio en mi primer escrito, guardando solo lo mejor para recordar. Estas fotos encierran lo que alguna vez fuimos y es lo que quiero tener dentro de mí para siempre, y en el corazón de mis hijos, como un símbolo del amor de sus padres.
Así es como el amor y la muerte pueden llegar con solo una imagen, y hoy veo que su relación es tan fuerte como la veo ahora.
Al leer estas palabras, siento paz. No sé cuál fue el temor que tuve semanas atrás para dejarlas salir. ¿Sería miedo? Como siempre, el “miedo” que no nos deja actuar: miedo a expresar lo que siento, miedo a enfrentarme a mis miedos, miedo al día de mañana, miedo a los juicios de quienes nos rodean, miedo a las críticas, miedo a volver a sentir, miedo a volver a abrir el corazón… miedo, miedo, miedo.
Y creo que la fuerza para escribir hoy vino este viernes, cuando una canción que había oído muchas veces se quedó resonando en mi interior. Fue como si esta vez la letra quisiera hablarme a lo largo de todo el día. Incluso al anochecer, como una coincidencia, volví a escucharla, y cada palabra cobró vida en mis oídos. Fue en esos detalles del día que entendí que debía liberar, soltar y dejar salir lo que mi corazón sentía.
Hoy, en una foto (o en muchas), guardo esos recuerdos que alguna vez me hicieron sonreír y también llorar. Sé que estos recuerdos estarán para siempre, no dejando jamás que me sienta sola y preparándome para seguir volando, cada día más alto, con el corazón abierto a recibir y a dar. Buscando, cada día, nuestra felicidad.
Como dice Ed Sheeran en “Photograph,” la canción que me habló al fondo del alma: “Amar es lo único que sé.” Me mostró que el amor, la muerte y la fotografía pueden estar unidos para siempre.
Gracias por escuchar mis gritos de hoy.
PD: Dejo la letra de la canción acompañando estas palabras. Se complementan y me dan paz.
Photograph / Ed Sheeran
Loving can hurt,
loving can hurt sometimes
But it’s the only thing that I know
When it gets hard,
you know it can get hard sometimes
It is the only thing that makes us feel alive
We keep this love in a photograph
We made these memories for ourselves
Where our eyes are never closing
Hearts are never broken
And time’s forever frozen still
So you can keep me
Inside the pocket of your ripped jeans
Holding me closer ‘til our eyes meet
You won’t ever be alone,
wait for me to come home
Loving can heal,
loving can mend your soul
And it’s the only thing that I know,
know I swear it will get easier,
Remember that with every piece of you
Hm, and it’s the only thing we take with us when we die
Hm, we keep this love in this photograph
We made these memories for ourselves
Where our eyes are never closing
Hearts were never broken
And time’s forever frozen still
So you can keep me
Inside the pocket of your ripped jeans
Holding me closer ‘til our eyes meet
You won’t ever be alone
And if you hurt me
That’s okay baby, only words bleed
Inside these pages you just hold me
And I won’t ever let you go
Wait for me to come home
Wait for me to come home
Wait for me to come home
Wait for me to come home
You can fit me
Inside the necklace you got when you were sixteen
Next to your heartbeat where I should be
Keep it deep within your soul
And if you hurt me
Well, that’s okay baby, only words bleed
Inside these pages you just hold me
And I won’t ever let you go
When I’m away,
I will remember how you kissed me
Under the lamppost back on Sixth street
Hearing you whisper through the phone,
“Wait for me to come home”
Comments