top of page
Logos hotmart_Mesa de trabajo 1 copia.png

Entre libros, me recuerdo

  • Foto del escritor: Ivonne Casado
    Ivonne Casado
  • 5 ago
  • 3 Min. de lectura

-Porque pertenezco al clan de las historias que no se callan-


ree

La biblioteca de mis abuelos olía a sabiduría, grandez y a eternidad.


Yo era pequeña, curiosa, intensa… y algo me empujaba —sin saber por qué— a abrir libros que no entendía del todo, pero que igual me hablaban. Me perdía entre esos libros como quien entra a un templo secreto. Me sentaba y podían pasar horas y yo, simplemente leía y leía.


Más de una vez, mientras muchos de mis amigos jugaban afuera. Yo viajaba adentro, sí, adentro de mis libros. Para mí, los libros siempre fueron más que entretenimiento: fueron refugio, espejo, posibilidad. Y aunque lo supe desde siempre, me tomó años reconocer que no solo amaba leerlos…también deseaba escribirlos.


Mi primer texto formal publicado –porque hubo muchos escritos rotos y quemados en mi niñez y adolescencia, más allá de los diarios–, no fue un artículo ni una reflexión. Fue una carta de despedida en el 2014. Yo tenía miedo, y mucho, pero algo más fuerte que el miedo me llevó a publicar esa carta en un blog. Y ese acto —pequeño, íntimo, valiente— abrió una puerta que ya no volvería a cerrarse.


Desde entonces, empecé a escribir como quien respira para no ahogarse. A veces lo hacía en silencio, otras veces, con el alma expuesta. Cada texto era un ejercicio egoísta y profundamente sagrado: escribía porque si no lo hacía, me dolía; porque escribir me liberaba.


Y así, poco a poco, seguí dejándome habitar por las letras: fueron naciendo blogs, relatos, reflexiones, cartas, cuentos. Siempre sin estrategias, ni fórmulas, solo palabras que pedían ser dichas. Recuerdo que en el 2019, mientras escribía mi primera autobiografía, en un ejercicio, escribí en mi blog : ¿De qué hablo cuando hablo de escribir?

( https://www.ivonnecasado.com/post/de-qué-hablo-cuando-hablo-de-escribir ), un texto donde, desde el asombro, supe que ya no me escondía. Donde comenzaba a confesar ese amor y esa pasión que me han acompañado desde siempre. Y hoy, al releerlo, veo con ternura a esa Ivonne que se atrevía a escribir en voz alta lo que ya ardía en su interior.


Hoy puedo decir que no he dejado de escribir desde ese primer escrito en una madrugada. Son más de diez años publicando en blogs, compartiendo mis palabras, soltando mi voz.


Escribo porque me sana, porque me revela, porque me recuerda. Escribo porque pertenezco al clan de las historias, ese donde cabemos quienes nos saltamos comidas por terminar una página más, o los que lloramos subrayando una frase y tal vez escribimos alguna vez, en diarios con letra torcida y el alma abierta.


Hace unos días, estuve en una librería hermosa en Bogotá, guiando el conversatorio de presentación del libro El Nuevo Liderazgo Femenino de mi amiga Suany Orrego. Y aunque ese momento no es el centro de esta historia, algo en mí vibró alto, al verme rodeada de libros, sosteniendo la voz de otra mujer, y me dije, sin dudarlo: Ivonne, tú también perteneces aquí.


No porque vaya a publicar un libro (aunque ya casi sale al mundo), sino porque esta voz ya no se calla, porque escribo con verdad y porque cada vez que lo hago, se me acomoda el alma.


Escribo para encarnar mi voz, liberar lo vivido y despertar memorias invisibles…en mí,en otros,y en el tejido vivo de las historias que nos habitan.


Y si en el camino una sola persona se recuerda a sí misma al leerme, si una mujer se nombra en lo que escribo, si una memoria se enciende…entonces la palabra habrá hecho su parte.Y yo, la mía.


Porque sí, entre libros me recuerdo. Y cada vez que escribo, vuelvo a casa.



 
 
 

Comentarios


bottom of page